Los presidentes español y francés, así como el primer ministro portugués, se han reunido este viernes en Alicante, escenificando su apoyo a la puesta en marcha del tubo submarino que conectará Barcelona y Marsella, y por el cual transitará hidrógeno verde a partir de 2030. Los tres países aspiran a que la UE financie la mitad del proyecto.
Alerta en Alemania tras la detención de 25 ultraderechistas sospechosos de planificar un golpe de Estado.
Por otro lado, de cara al próximo pleno de Estrasburgo, las discusiones dentro del Consejo dejaron entrever que no habrá unanimidad a favor de la propuesta del Parlamento Europeo para las listas electorales paneuropeas. Se trata de un duro golpe para las y los legisladores comunitarios, que veían esta como su mejor oportunidad para revertir la tendencia de baja participación electoral. La iniciativa permitiría a los votantes votar por un partido nacional y luego emitir un segundo voto por partidos europeos con el mismo programa y candidatos.
Por último, tensión entre el funcionariado de la UE y algunos Estados miembro por la complacencia hacia Orban tras su veto a la ayuda a Ucrania. Liderando la indiferencia se encuentran Francia y Alemania, quienes saben que necesitan que la Unión avance, aunque sea a costa de ceder en asuntos tan importantes como el estado de derecho.